NUK. Entendiendo la vida.

Momentos importantes

fases de la vida > a partir de los 18 meses

Comer y beber solo requiere mucha destreza. Cuando te des cuenta, te resultará sorprendente que los niños lo consigan en un año y medio, y dejará de importarte que de vez en cuando se pierda por el camino algo de comida.

Una vez que aparece el primer diente, los diecinueve restantes no tardan en salir. La mayoría de los niños tienen ya casi todos los dientes de leche cuando cumplen los tres años. En cuanto descubras la primera puntita debes empezar a cepillar los dientes del niño a diario. No hagas caso de las protestas, es algo necesario.

La conducta social de tu hijo cambia fundamentalmente durante su segundo año. Empieza a verse a sí mismo y a los demás como personas independientes y comienza a sentir empatía por los demás y a exigir lo mismo (a veces a gritos) de las personas que lo rodean.

 

Sus métodos de juego también cambian: examinará libros por su cuenta, llenará y vaciará contenedores, construirá torres e irá comprendiendo cada vez mejor el principio de causa y efecto.

 

Tu hijo está aprendiendo a formular frases. “Pelota” se convertirá en “pelota ido”, y algo más tarde “pelota ido otra vez”. Es decir, que cada vez combina más y más significados de palabras.

 

Parecerá que el desarrollo motor de tu hijo se ralentiza un poco en esta etapa. No te engañes. Aprender a correr, saltar, escalar, lanzar y recoger no es tan fácil. Estas habilidades requieren mucha potencia muscular y destreza, además de un buen sentido del equilibrio.

Tu hijo puede sujetar un lápiz o bolígrafo correctamente y está desarrollando capacidades para comunicarse creativamente mediante colores y formas. Es posible que también disfrute construyendo torres altas. Estas actividades requieren secuencias de movimientos cada vez más sofisticadas.

No fuerces el entrenamiento con el orinal. El momento será cuando quiera dar el paso, y se requiere mucho entendimiento y comprensión. Ambos llegarán con la madurez cuando tu hijo cumpla los tres años.

 

Poco a poco tu hijo empieza a tener noción del tiempo. “Duerme un poco más” es una dimensión que es capaz de visualizar. Así que evita hacer promesas para “mañana” que no vayas a cumplir. De la misma manera, tu hijo es capaz de recordar las cosas cada vez mejor y de aprovechar su experiencia.

También es capaz de generarse expectativas de cara al futuro. Esto implica el peligro de llevarse una decepción con lo que es realmente posible. En ocasiones, el “yo quiero” no se hace realidad o no es posible, lo que puede derivar en una rabieta.

Tu hijo hará sus primeros “mejores amigos”. Mediante la interacción con otros niños, aprenderá y asumirá diferentes roles sociales. El momento de ir al jardín de infancia se acerca lentamente.